Muchas veces pensamos que los ataques de pánico aparecen de la nada, pero en realidad suelen tener un origen multicausal. Es decir, pueden surgir por un cúmulo de estrés, emociones reprimidas, un estilo de vida muy demandante, malos hábitos, y más. Sin embargo, hay una causa que a menudo se convierte en el verdadero núcleo del problema: el propio ataque de pánico.

Sí, así como lo lees. El recuerdo de ese primer ataque, en el que tal vez sentiste que no podías respirar, pensaste que ibas a morir o que te estabas volviendo loco, puede convertirse en un evento traumático en sí mismo. Llamar una ambulancia, necesitar ayuda urgente o terminar en una sala de emergencias no se olvida fácilmente.

Ese miedo a volver a pasar por lo mismo es lo que alimenta el ciclo del pánico. Lo entendemos perfectamente: lo pasaste mal y es natural que quieras evitar repetir esa experiencia. Pero trabajar con esa memoria, esa narrativa, esa historia, puede ayudarte a bajar el nivel de miedo.

Aquí algunas claves para sanar la raíz de tus ataques de pánico :

✅ Date tiempo. Si fue reciente, es normal que el recuerdo sea intenso y genere mucho temor. Con el tiempo, esa memoria perderá fuerza.

✅ Refuerza lo positivo. Recuérdale a tu cerebro que, afortunadamente, no te pasó nada grave. Aunque fue muy incómodo, no fue peligroso. El lenguaje que usas contigo mismo es clave.

✅ Gestiona la evitación. No huyas del lugar o situación donde ocurrió. Volver poco a poco, sin forzarte, ayuda a enseñarle a tu mente que ese lugar no es un peligro real.

✅ Permitirte sentirte vulnerable: El control constante solo suma tensión. Confía en tu cuerpo, déjalo descargar el estrés como él sepa, sin pelear ni controlar todo el tiempo si «me va a dar otro ataque». La sanación viene cuando dejamos de resistir.

✅ Psicoeducación. Entender acompañado de un profesional qué es un ataque de pánico, cómo funciona tu cuerpo en ese momento, y qué lo detona, te dará una sensación de seguridad y libertad.

Todo esto se puede trabajar en un espacio seguro y profesional. El miedo al miedo puede transformarse en conocimiento, empoderamiento y alivio. Sí se puede vivir sin ataques de pánico. Solo necesitas guía, tiempo y compasión contigo.

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